Los suelos de Cafayate tienen muy buen drenaje ya que son arenosos y pedregosos en su mayoría.

Los suelos secos, característicos también de esta región, causan estrés en la viña ocasionando menor vegetación y por lo tanto, menos uvas. Uno podría pensar que esto es algo malo, pero no lo es. Al haber menor cantidad de bayas, el esfuerzo que realiza la planta para hacerles llegar nutrientes es menor, por lo tanto habrá una mayor concentración de sabores. El clima desértico de Cafayate, con baja humedad y pocas precipitaciones anuales hace que la vid dependa del agua de deshielo proveniente de las montañas para mantenerse hidratada durante épocas de sequía.